A veces siento que me arrancaste todo, que me quede vacía, que no tengo nada. Entonces caigo y caigo y no paro de caer. Tengo frío y tengo miedo. Tú ya no estás. Pero está tu voz, tu sonrisa, tu estación.
La primera vez que amé fue contigo. Y lo eche a perder. La primera vez que amé llegué tarde. No supe tomar el camino.
Cada noche bailo con un llanto y yo le bebo todo. Tú no dices nada, ni siquiera sabes que sigo colgada por el cuello a tus cabellos. Resbalo despacio y tus greñas pequeñas no me atan, son lacias castañas.
Y ahora que te miro como juramos hacerlo, que tú estás allí y yo aquí, tan cerca. No hablamos, no decimos nada, nos miramos.
Hay música.
-el día que te vi lloré toda la noche, comprendí que tuve que haberte visto antes-