miércoles, 20 de octubre de 2010

Niña cometa

El ruido le salía por las manos, por los pies, sus huellas babeaban sonidos revoltosos que le aceleraban el pulso y el corazón. Al caer la noche, los ojos le brotaban de las cuencas y se perdían en la oscuridad; entonces, si el sol le alcanzaba, se ponía su traje "trabajadora por honorarios" y dejaba que los buitres rondaran su cabeza, que los enanos mentales se colgaran de sus sueños... todo porque ella había perdido la garra para defenderlos y ser ella.
Triste niña cometa, triste.
rmer

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