viernes, 24 de julio de 2009

Manos a la obra (o los discos de mi viaje)

Cuando visité el sur de mi país la música fue (como siempre) indispensable. Pero ese viaje necesitó de música “especial” porque fue un viaje ESPECIAL. Lo difícil fue llenar, o al menos intentar, un ipod de 120 gigas; claro, una peli y discos, muchos discos.

Pocas semanas antes había salido el nuevo álbum de Bebe titulado Y. (léase “y punto”), un disco de viaje, de interior. También semanas antes había descubierto a Love of Lesbian, un grupo de indie, con 1999, un disco de años importantes, de personas importantes, de continuidad.

Y sin lugar a dudas, Y. y 1999 marcaron cada paso, cada día, cada noche de ese viaje. No siguieron ningún orden, se intercalaban según. Pero voy a clasificarlos así:

1999 es el álbum de esa persona, de ese año 2007 que me marcó, de esa felicidad, de los años siguientes de dolor, de tristeza y aún con todo, de amor; de La Relación, que ilusa o no, llenó mi vida; de su carita y su voz de niña, de su cuerpo que tanto me excitaba.

Y. es el álbum de mis instintos, de sacar las garritas y tirar para adelante; de llorar, pero de descararme también, de emborracharme, de reírme de mí, de dejar las penas y las culpas, de liberarme; de gustarme, de seducirme.

Al llegar a casa lo importante era (y es) no tirar la toalla; no puedo pelear contra lo que siento, pero hay una vida bonita que tengo y voy a vivirla; no tengo claro qué deseo, pero es fácil si en serio quiero saberlo; no quiero cometer los mismos errores, puedo cometer otros sin dañarme ni dañar.

Y lo más importante, en el viaje Will (un compañero de trabajo de origen zapoteco, con el que coincidí) me explicó por qué en su lengua no existe la palabra “amor” o “te quiero”: “porque el amor se demuestra, no hay cómo nombrarlos; no utilizamos el ‘querer’ porque las personas no somos objetos, quieres una casa, un carro…”

Es una concepción extraña a mi forma de pensar, pero razonable y sobre todo hermosa si piensas que la única forma de decir "te amo" es demostrarlo. Descubrí conceptos muy útiles para mi día a día, para mi batalla diaria en un mundo complicado, pero sobre todo descubrí que nadie puede amarme si no me amo yo, cosa básica. Y si no hay más fondo, no queda más que subir y subir...

2 comentarios:

Dying dijo...

Perdona que me concentre en este detalle irrelevante, pero... de 120 Gigas??? wow!!! por aquí el otro día coticé uno de 8 y me di cuenta que era demasiado caro, qué más será de 120!!
Pero genial, yo también ya he hecho parte de mi el reproductor de mp3 (es una imitación de Ipod jaja) aunque de sólo 1 Gb :)
Un abrazo,

María dijo...

Pues yo tenía un mp3 y un día no funcionó más, viví un tiempo sin música en mis trayectos pero me cansé... y me di un detallazo. El precio ni lo digas.