Naturalmente la sacó de su cuerpo. Nadie supo cómo pero ella la exorcizo de sí misma. Ahora miraba sus manos, su cuerpo, esos ojos. Estaba frente a sí y era como estar frente a otra. Los rasgos de su rostro redondo, la comisura de sus labios… todo le extraño. Por fin la había vuelto una extranjera de su propio cuerpo físico. Ahora está de pie más allá de las nubes… sólo un poquito menos que la vida le pesa.
1 comentario:
aia nena!
no me gusto este post
justo hoy leer eso,,
me resulto re triste
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