sábado, 9 de agosto de 2008

Bailar me sorprende, así de a solas

Las partes bellas de la vida no son bellas por sí solas, son bellas porque llevan cosas malas que no hacen otra cosa más que mostrar nuestra capacidad humana-
Yo
Daniel Váldes- BÁILAME EL AGUA
Báilame el agua.
Úntame de amor y otras fragancias de su jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro,
que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes?
Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar.
Sin aliento.

4 comentarios:

Hipotermia dijo...

Ah! México, qué ganas de conocer. Recién ahora estoy leyendo los detectives salvajes y tengo en la cabeza un montón de imágenes y palabras nuevas.
Gracias por el comentario, no sé cuando volverá a escribir. Mientras tanto leo, por ejemplo, fuera arañas.
Besos!

María dijo...

Podría resultar, una parte pequeña quizá pueda conocerse México desde aquí. Pero yo la leo y gracias.

prado de luna dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
prado de luna dijo...

Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.

Vete lejos.
Pero no te sueltes de mi mano.

Sin aliento.

Los sentimientos del ser humano son tan parecidos que cuando los lees o los escuchas provinientes de otra persona, te estremeces reconociéndolos como los tuyos propios. Grande.