domingo, 17 de agosto de 2008

Carta a

Sr. ZPU:
¿Recuerda usted la experiencia? ¿Los sentimientos de cuando está en el lugar en el que cree que debe estar cada día, o cuando está en ese refugio para las tormentas?
He de decir que me reí cuando usted me dijo, vía myspace, que esperaba verme en el concierto del Distrito Federal, México con mis amigos (no sé si me recuerde bien, soy la que se hizo lio con los carteles que decía que no admitían menores de edad) y, quizá le resultó extraña mi respuesta: iría con mi hermana (mis amigos son variados y hasta ahora ninguno entra en escuchar hip-hop ni rap). Bueno pues fui a Sala VDmás, vengo de allí ahora mismo.
Fue la primera vez que estuve en un concierto de hip-hop y rap; como la primera vez uno tiene muchas esperanzas y aunque las cosas a veces tienen detalles, siempre es y se recuerda como un suceso memorable.
Sí, he investigado un poco sobre el tema del hip-hop y del rap, mi acercamiento comienza a ser más completo; pero ahí, usted en el escenario y yo debajo, entendí de una manera inexplicable una cosa importante de la vida:
Rómpete el corazón aprendiendo sin razón. (Y quizá muy mala mi rima)
No sé si usted sepa cómo va la cosa de mierda en mi país, cómo los medios de comunicación te pintan la ciudad (o pintamos porque soy, o me creo, periodista), cómo la gente ahora parece tener miedo y desconfianza (sobre todo eso: desconfianza) de la otra gente. Probablemente algo como en España o en otros países, regionalizado ¿no?
Antes de entrar a Sala VDmás estuve a punto de irme con mis dos hermanas (desde anoche un lio con tantas tvnoticias malas), iba a llegar a casa después del cine, porque el cine es algo que ya conocemos, porque habla de las mismas historias toda la vida (varia en la forma de contar). Mientras el hip-hop y el rap hablan de algo a lo que era más ajena hasta hace unas 12 horas. Y señor Z eso da miedo. Da miedo conocer cosas nuevas desde dentro, desde el alma.
No crea que soy una mente lavada y suavizada, pero a veces el sistema te pone de cabeza y te enreda y uno cansado lo deja, hasta que un vientecillo o un lugar y su vientecillo te mueve el pelo y las ideas.
Y ahora con el alma y el corazón más fresco, con ese mismo ímpetu con que escribo para mis lectores (pequeños o pocos), le digo que su concierto fue inexplicable; y su voz y su rap y sus mensajes son, desde hoy, ese lugar al que ir cuando sienta que la mierda me llama, porque con usted como voz y yo con mis ideas retorcidas de cambiar el mundo, siempre me sentiré capaz de hacerlo.
Sepa que por modales soy fan de María Callas, por instinto soy admiradora de usted.
Gracias Señor Z, vengo de un lugar mágico. Usted pidió que alzáramos los dedos, que con la punta de ellos tocáramos el cielo y lo toqué (y sin fumarme nada, porque nunca lo haga =D).





SÍ, VOY RE EMOCIONADA AÚN ¿Y?

2 comentarios:

Unknown dijo...

Emocionante la crónica, todo lo que le pasa por la cabeza, cómo se cuestiona a usted misma y a su alrededor. Ya ve todo lo que puede salir de entre las malas noticias

María dijo...

Las noticias malas nunca me causarón tantas cosas... nunca me he acostumbrado a ellas y no lo haré nunca, por lo que veo.

Gracias, trato siempre de cuestionarme todo y saber qué hay de bueno o humano.