sábado, 10 de abril de 2010

Día 10

Hay un mundo con el que no estoy conforme, en el que la gente se siente cada vez más alejada. Me pasaba que cuando mi abuelo vivía las personas se acercaban a él para rememorar los viejos años: un amor de juventud, un trabajo, los paseos a caballo, los partidos de beisboll, el juego de tennis que quedó pendiente. Me pasaba que le miraba y mis ojos se inundaban. Ellos tenían esa clase de conexión que las nuevas generaciones perdíamos, nos volvimos más distantes, más crédulos, menos humanos, más solitarios y viscerales. Sí, y quizá ahora tengan razón cuando me dicen que no puedo cambiar las cosas; pero no estoy dispuesta a vivir en un mundo con esas características.

1 comentario:

Bestia buena dijo...

Cualquier cosa disfuncional en este mundo no es coincidencia: hemos abandonado las tradiciones humanas. O igual es nuestro sello: ser olvidados hasta el polvo.

Qué triste.


Un abrazo cordial para ti en este mundo lleno de incordialidades.