miércoles, 24 de enero de 2007

De PERIODISMO

Mamá nunca me habló de las guerras, yo sabía de ellas por los libros de primaria, hasta entonces supé que en 1810 México inició la lucha de independencia de España, que en 1910 la Revolución se hizo presente para quitar al dictador Porfirio Díaz del poder. Mamá y papá siempre me hablaron de la buena gente que habita en el mundo. Los más cercano al horror era tener que soportar a los drogadictos de mi colonia. Tuve lo que se dice una infancia feliz ataviada por jugar, bailar y leer cuentos o bien la biblia; no porque fuera una santa, sencillamente porque mamá daba doctrina católica y yo estaba cada día en sus clases. Crecí en un mundo dónde la guerra no existía, dónde no había gente mala ni malas acciones (mala=dañino, hiriente para un tercero).
Estaba en preparatoria y tuve un sueño, de esos sueños raros y porque no, premonitorios que a veces se dan y que Carl. G. Jung sabe bien entender. Dos aviones sobrevolaban una ernorme ciudad a la cual no conocía, dos enormes edificios (más tarde sabría que eran las torres gemelas del WTC) se veían violados por las aeronaves. La ciudad de Nueva York, y peor aún, el símbolo de la economía de los Estados Unidos de Norteamérica había sida atacado por terroristas. Escuché la palabra, la quemé en mi boca: T-E-R-R-O-R-I-S-T-A-S. No sabía de que hablaban. Mi profesor de Historia llegó esa mañana para preguntarnos del mundo con la excusa del atantado terrorista del 11-S. Sí bien ya no era la misma tonta adolescente de antes había muchas cosas que desconocía como la importancia de los edificios, el Medio Oriente y sus relaciones con EU.
11 de septiembre de 2001 mi vida no sólo se preocupo por la terqueza de los sueños premonitorios, sino se hizo curiosa, preguntona. Si alguien desea saber mi opinión la economía (ahora ya lo sé) no estaba del todo bien para EU, siendo una potencia mundial de tal magnitud y sabiendo por historia que las guerras traen consigo ganancias; sí, EU se atacó culpando a un amigo, Osama Bin Laden a quién anteriormente habían apoyado junto con Sadan Hussein.
Más tarde EU invadió a Irak. Ví la invasión en directo, me senté en el sillón y me hice pequeña. No miré gente en el telivisor sólo las luces de vengala anunciando la entrada de las tropas militares estadounidenses a Baghdad. ¿Por qué no me dijiste, por qué nunca me dijiste que había guerra, que si existen?, mamá bajó la mirada, y yo la calvé ahí. El periodista Eduardo Salazar transmitia en vivo desde la zona tomada. Entonces lo supe, haría mi examen a la universidad para ser admitida a estudiar Periodismo. Quería cubrir una guerra por todas las que no sabía/supe existían. Mi abuela murió.
Llegué a la universidad atenta a cada movimiento que tuviera en la frente guerra, guerrilla, revolución o levantamiento en armas. Pero también me decepcioné de la simpleza con la que la mayoría veíamos al oficio; en ese tiempo conocí a Lucía Rivadeneyra y a Froylan López Narvaez. La primera, feminista por naturaleza, periodista y poeta me sedujo con esa capacidad de bromear y criticar. El segundo me atrapo con el sólo hecho de escribir en Excelsior en 1968, tiempo en que el mundo entero y México convulsionaba. "Si tú no conoces el mundo eres un naco, y un naco no puede escribir del mundo. La lección más importante no se las daré yo ni los planes de estudios, se las dará la vida pero si son nacos no aprenderan", repetía Froylan. Tuve miedo al escuchar eso. ¿No sería yo una naca? (naco=ignorante sin ganas de dejar de serlo). Me pusé frente al maestro quién una hora antes no me había dejado entrar al salón por llegar tarde, le expliqué por qué elegí la carrera, me miró, se puso de pie, avanzó hacía mí y dijo "Serás una gran periodista muchacha, lo serás". Yo no sé si algún día eso se cumpla, añoró la mitad de eso, en verdad lo añoro y lo trabajo.
Conocí entonces Los cinco sentidos del periodista y cada comentario de los profesores que habían conocido al polaco Ryszard Kapuscinski en su visita a México y a la UNAM, me sedujo, seguí cada texto, libro, artículo, crónica y fotografía del mejor periodista del siglo XX. ¿Cómo un hombre así podía haber vivido golpes de estado, guerras, guerrillas, revoluciones?
Que si los medios de comunicación, que si la información como mercancía, que si la oferta y la demanda. Entonces, yo "critica" junto con todos los compañeros de periodismo tuvimos la oportunidad de despedazar a Eduardo Salazar, el mismo periodista que había estado en Irak al frente. Salazar venía de Televisa, la empresa más grande en México de telecomunicaciones (aunque no la más rica) de quien no se puede esperar noticias fidedignas, así que un periodista de dicha empresa debía ser un hombre buscando dinero y fama. Una gran lección que no había entendido del todo en Kapuscinski, de algo se tiene que vivir pero puedes hacer tu trabajo siguiendo tu ética y burlando la de tu empresa.
Era cierto y existente lo que Kapuscinski decía. Como existentes son un centenar de cosas más y como posiblemente no lo son otras tantas.
... Quería conocer a "El maestro", verle los ojos y contarle las arrugas. Es como cuando uno piensa en el amor y le intenta imaginar, le pone boca, ojos, manos, brazos, cuerpo pero después de todo no sabes si en verdad existe tu amor o si es así. Sin embargo, piensas en el amor porque dicen que es bonito, porque quieres que sea bonito. Yo sabía existía, le he visto en fotografías o televisión, leído... pero ¿y si era más canoso? ¿o si era prepotente como sucede a menudo en las personas interesantes? Eso no importa, ya se murió. Me dejó que el periodismo es literatura. Me dejó que la gente es buena, y que la gente cuando es buena lucha con esperanza por una situación mejor, que el mundo no es malo como llegué a creer, ni completamente bueno como en el que crecí. Sí, se murió y el gremio se pone de pie, triste y de luto como seguramente lo hacen aquellas gentes que no tenían voz y a las que él se las dió.
Murió Ryszard Kapuscinski de 74 años, teniendo a toda la tierra como su patria. Se fué, me/nos dejó sus letras, yo confiaré en ellas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

que le paso al blog??
anduviste tocando la plantilla?

Anónimo dijo...

hacia rato que no pasaba es verdad. perdon :S es que ando muy colgada
nu me llore eh!

Anónimo dijo...

si yo otra vez
o me traducis que es "estarle comiendo el mandado a la vida" o posteo otro "Que es?" pidiendo explicaciones de eso
jajaja

Anónimo dijo...

"estarle comiendo el mandado a la vida" jajajajaja

Es verdad, necesitamos aclaraciones rápidas...jajajaja

Un abrazo, volveré por aquí, un placer haberte encontrado, de verdad!

Emma Sara dijo...

Había escrito algo pero aparentemente no se publicó: intentaré de nuevo tratando de expresar la misma idea...

Decía que me parece increible la manera en que algunos profesores influyen tanto en la vida de cada uno, tanto que hasta pueden llegar a marcarla profundamente. Y había dicho también que me había emocionado mucho tu texto.

En fin, se habrá perdido el texto pero aquí estoy de vuelta para impedir que se pierdan mis ideas.

María dijo...

Leonarda: Gracias... profesores, pintores, personas... personas nos tocan.